Huele a Navidad

Hoy me he levantado triste, si supiera el por qué estaría mucho mejor, pero la realidad es que no sé ni comprendo esta tristeza.

Serán las fiestas navideñas que ya se aproximan. Las luces ya están en las calles, los puestos y tiendas están decorados con sus artículos y hace frio, el frio navideño.

La nostalgia me invade y mis pensamientos se van a personas que ya no están aquí. A navidades compartidas con mi madre, con mi hermano.

Mi madre era la alegría de la navidad. Jamás he conocido persona que más cantara o bailara que ella. Sin ella, la navidad no tiene mucho sentido.

“Querida mamá, allá donde te halles. ¿Celebras la navidad? , me gusta pensar que ahora las navidades para ti serán como cuando eras niña, con tu padre y tu madre, pero ya no estás en la época del hambre, así que tu mesa estará llena de manjares y buen vino para que puedas brindar. Me gusta pensar que revives el aprendizaje de todas esas canciones que nos enseñaste y que tampoco tenían que ver con la navidad, pero se convirtieron en nuestra más firme tradición. Me gusta pensar que estás bailando la jota, que eres ágil y ligera, dando vueltas y vueltas sin parar. Me gusta pensar que estás ahí con tus niños, ése con el que nunca la celebraste y el otro que tantas te fastidió. Pero sobre todo me gusta pensar, que en la Nochebuena, vienes a darnos un beso a los que aquí dejaste y tú felicidad es completa.Querida mamá, allá donde estés. FELIZ NAVIDAD.”

Las lágrimas ya han corrido por mi rostro, mi pecho está más deshinchado. La tristeza ya no me hace daño, vuelve a ser mi amiga y sé que me acompañará como todos los años, una Navidad más.