Alguien se llevó la Navidad

Erase una vez un hogar, con sus rarezas como todos los hogares, pero con un fuerte sentimiento de unión familiar.

A veces más de uno de sus miembros se preguntaba de dondes saldría ese sentimiento, pero el caso es que existía y muy fuerte.

Uno de los momentos más representativos de la unión familiar era la Navidad. En esos momentos, se olvidaban todas las rencillas, todos los dolores y los sufrimientos inflinjidos de los unos a los otros, para todos juntos, pasar la nochebuena. Cierto es, que el alcohol ayudaba mucho. A veces para lo bueno y otras para lo malo, pero en ese hogar jamás fue indiferente una Navidad.

Se celebraba con excesos, como en todas. No había regalos porque entonces, eso no se "estilaba". El mejor relago era la comida, comer lo que no comes nunca, beber lo que no has bebido, cantar y bailar como en una gran fiesta pagana celebrando la llegada del invierno con poco espiritu católico y una gran unión familiar.

Pero un día alguien se llevó la Navidad.

La muerte intentó llevarsela varias veces, seccionando miembros de la familia. Una vez incluso se presentó esa misma noche. Pero ni eso pudo con la Navidad.

Hasta que un año la muerte se llevó al puntal de la familia. La alegría de la Navidad. Se llevó la risa, los cantes y lo que es peor se llevó la unión familiar.

Varios miembros perdidos, siguieron intentando que eso perdurase, pero ya nada era igual. Con la muerte de la madre de la familia, el padre se desentendió de ella, hasta el punto de huir en esas fechas hacia parajes lejanos, para no tener que compartirla. También prohibió la celebración en el hogar familiar, por lo qué los demás vagaron donde pudieron.

Algunos se reunían, otros aceptaron el destino y se establecieron por su cuenta.  Pero en todos y cada uno de ellos quedó el sentimiento de que se había perdido la Navidad.