Blogia
La Sombra De Isis

Empezando otra vida

<b> Empezando otra vida </b>

 

Bueno, pues mañana es el gran día.

Tengo una mezcla de miedo e ilusión conjunta, que me tiene alterada. Pero  de verdad que creo que estoy haciendo lo correcto.

Llevo toda mi vida luchando con el peso. A veces luchando de frente, otras haciéndome daño por no luchar, pero nunca me he aceptado como soy, ni esas veces que he mirado para otro lado cansada de tanto bregar con dietas.

Dietas, creo que las conozco todas, las saludables, las insalubres, las de corro mucho, las del poco a poco, cada una de ellas me ha dejado un gran recuerdo, grande en kilos de más.

Es muy, muy triste ser GORDA.

En el colegio era la gorda. Si hombre esa, Ángeles la gorda.

Cada vez que algún familiar habla de mi más tierna infancia, el recuerdo que más destacan de mí, es que era igualita al muñeco Michelin.

En un trabajo recuerdo, que alguien me dijo un día. “Cuando vas a dejar de estar como una vaca y ser una persona normal”.

He de reconocer que esos ataques tan bestiales, muchas veces me han hecho reaccionar, cierto es que a base de un gran dolor. Curiosamente el dolor es lo que más me hace engordar, la ansiedad que me provoca hace que coma más  y peor. Porque yo como muy mal.

A mí un disgusto jamás me quitó el hambre, más bien todo lo contrario, me entraba hambre de dulce. Cuando una es gorda, no se quiere mucho a sí mismo y lo que más necesita es eso “dulzura”.

Tengo tantos recuerdos relacionados con mi sobrepeso, que no sabría exponerlos con claridad. Durante los primeros cuatro años de mi vida, fui anoréxica y bulímica, pero gorda. Me metían la comida a la fuerza, tapándome la nariz, haciéndome tragar mis propios vómitos, atemorizándome. Lo peor es que mantengo ciertos recuerdos de aquello, recuerdo a mi madre torturada y desilusionada porque yo no comía. ¿Tal vez empecé a comer para tener su aceptación?

En mi casa la gordura era hermosura. Habían pasado hambre tras la guerra y jamás lo superaron. Siempre fue pecado dejar nada en el plato. Yo jamás he pasado hambre pero tengo ese patrón en mi cabeza. Sufro si la gente se deja la comida, como de más por no tirar.

Entre las frustraciones trasmitidas por mis progenitores, entraban las sexuales. El sexo era malo, los hombres eran malos, solo querían algo de una, sexo sucio.

Cuando empecé a ser una mujercita, notaba las miradas y me asustaban.   Cuanto más gorda y menos deseable, menos miedo pasaba. Creo que eso lo superé, no estoy muy segura.

En la adolescencia adelgacé, no sé bien porque, debió ser metabólico. Pero cuando me quedé en paro con 16 años, volví a engordar. Mi madre me estresaba, mucho, sobre todo en aquella época. Recuerdo tardes enteras atiborrándome de chocolate. Cuando empecé a luchar con aquello me quedaron 5 kilos de más de recuerdo.

En cada crisis, aunque luchara para bajar peso, siempre se fueron añadiendo algunos más a los efectos rebote.

Hace 5 años al morir mi madre, la depresión me desbordó junto con una pre menopausia muy temprana. Resultado 102 kilos en 4 años había ganado unos 15.

El año pasado decidí luchar en serio. Cambié de nuevo más hábitos (es lo único que me ha dejado de bueno las dietas, en cada una me he quedado con algún hábito sano) empecé a caminar a diario. Me casaba en Junio y no quería ser una vaca enorme. Conseguí bajar hasta 87 kilos. Seguía siendo una gorda, pero algo mejoré.

Por aquel entonces, fue la primera vez que me informé sobre un balón intragástrico, solo pensé que eran carísimos y eso no era para mí, porque si me lo proponía podía.

Tengo una lesión de rodillas, que me recuerdan cada día que llevo 30 kilos de más en mi cuerpo. En Enero me operaron de una de ellas el resultado fue que están muy dañadas, requieren prótesis pero sobre todo, requieren que pierda peso. En un año he cogido de nuevo diez kilos.

El mes pasado, a mis 45 años, alguien tuvo a bien, volver a mofarse y reírse públicamente de mí, porque estoy GORDA. Contesté poniéndome a la altura de esa persona, pero lo peor fue que todo el dolor que sentía era contra mí. No ofende quien quiere…

Decidí informarme más seriamente sobre el balón intragástrico, es más estaba completamente decidida a ponérmelo. Solo había para mí un problema, a los 6 meses te lo retiran y el único caso que conozco directamente, ha recuperado todo el peso.

Empecé a convencerme de que no era lo mismo luchar por mantenerse en 97 kg. Que en 67, que podría conseguirlo. Investigando más sobre el tema, encontré más casos de gente que había recuperado el peso y me encontré con la banda gástrica. Es algo definitivo y me la ponen mañana por la tarde.

Sé que empieza una nueva vida y como todos los cambios, me tiene un poquito acojonada, pero un cambio a mí nunca me hechó para atrás, así que voy a luchar por este.

 

1 comentario

Susana -

Estoy convencida de que lo vas a conseguir.
Un besito muy fuerte